domingo, 28 de septiembre de 2008

SALSA PICANTE

Podemos definir la salsa como el resultado de una serie de condiciones sociales y evolución de la música cubana principalmente y de otras zonas del Caribe en New York. Después de la Revolución cubana y la emigración de muchos músicos cubanos a los Estados Unidos, se produjo una separación entre ambos países.

El fenómeno de la salsa tiene su auge a finales de la década de los sesenta, desarrollando las inquietudes de la gente latina que vivía en 'El Barrio', lugar donde se situaba la mayor parte de los emigrantes de las zonas del Caribe.

La salsa no es un ritmo ni un estilo, es un término que sirve para representar la música de origen afrocubano en los Estados Unidos y Puerto Rico.

Mientras en Nueva York, la salsa siguió la tradición de la época pre-revolucionaria en Cuba (con ritmos como el mambo, la guaracha y el chachachá), los músicos cubanos en la isla innovaban con los nuevos sonidos y estilos que provenían de los Estados Unidos, mezclando elementos del jazz, la fusión y el rock con la música popular bailable.

Se puede observar el desarrollo de varios sonidos específicos musicales que emergieron durante estas tres décadas. En términos generales, se les puede dividir en:
1. salsa de la costa del este de Estados Unidos(incluyendo Nueva York, Puerto Rico y otros países caribeños),
2. la música cubana Post-revolucionaria (que incluye la música bailable, el jazz y la nueva trova), y
3. el jazz latino y la fusión latina, que incluye el rock latino.

En la actualidad, lo que ahora entendemos por salsa se ha convertido en pop latino y otras derivaciones musicales, de hecho, tanto a Celia Cruz como a Tito Puente nunca les gustó esa denominación.

Por tanto, la salsa toma elementos latinos y afrocubanos, y desarrolla una fuerza mayor que el son cubano, aumentando así la riqueza de los ritmos de Cuba, lo que convierte a este ritmo en tremendamente bailable.



¿Qué es la Salsa?

La confusión que se suele producir sobre la nomenclatura de la música afrocaribeña tiene que ver más con estrategias de mercado que con diferencias musicales. Luego de la Revolución del `59 y el exilio de muchos músicos cubanos a los Estados Unidos, se produjo una separación entre el desarrollo musical de los dos países. Esta separación causó un extraño debate sobre la terminología que se utilizaba para describir la música de origen cubano en los Estados Unidos.

La palabra "Salsa" creo mucha controversia desde su creación a principios de la década del `70.
Muchos músicos cubanos insistían en que la salsa no existía, sino que era el son cubano disfrazado con propósitos comerciales, pero la salsa crearía un impacto mundial que terminaría dándole legitimidad. Aunque también debe tenerse en cuenta que los músicos puertorriqueños (y de otros países latinos) tuvieron mucho que ver con la preservación y el desarrollo de esta música en los Estados Unidos, y que su interpretación realmente creó algo nuevo y distinto de lo que se tocaba en Cuba.

Evolución de la Salsa

Mientras el ambiente musical latino en Nueva York durante los años `60 siguió mas o menos con la tradición musical de la época pre revolucionaria en Cuba, los músicos que se habían quedado en la isla experimentaban con los nuevos sonidos y estilos que provenían de los Estados Unidos, y mezclaron elementos del jazz, la fusión y el rock con la música popular bailable, ademas de alejarse de las limitaciones impuestas por la tradición para servir a un publico bailador.

Ya para los años `70, el invento de la palabra "Salsa" en la Costa Este de los EE.UU. llegó en el momento cuando esta música vivía un periodo de enorme popularidad tanto como un crecimiento dentro de la industria discográfica. Así se puede observar el desarrollo de varios formas musicales que emergieron durante estas últimas décadas. En términos generales, se les puede categorizar como la salsa de la Costa Este, la música cubana post revolución (que incluye la música bailable, el jazz, la nueva trova y la Timba), y el jazz y la fusión latina (incluyendo el rock latino, género desarrollado primordialmente en la Costa Oeste de EE.UU.).

Al explorar los varios aspectos de la ejecución dentro de esta evolución, es fascinante observar el desarrollo independiente de cada instrumento dentro de las distintas agrupaciones y, en particular, cómo se crearon patrones específicos dentro de estos estilos. Como antes mencionamos, muchos de los cambios estructurales o desarrollos en los estilos modernos afectaron primordialmente a los instrumentos de percusión, mientras que el piano mantuvo su papel basado en las fundaciones del son y sus variantes.

Origen afrocaribeño de la Salsa

Algo que no se debe olvidar cuando se habla de Salsa o de alguno de las muchas músicas de origen afrocaribeño, es que todos estos ritmos están hechos para bailar. La importancia del baile en el Caribe no es ninguna novedad, y desde la llegada de los españoles todos los textos de cronistas y viajeros están repletos de referencias a la cultura festiva y bailadora de los americanos. Para los cubanos especialmente, la música y el baile han ocupado siempre un lugar muy importante dentro de la sociedad, y de ello queda constancia en innumerables ensayos, artículos y tratados que estudian minuciosamente el tema.

Sin embargo se puede considerar la segunda mitad del siglo XIX como la etapa crucial en el proceso de entrecruce y criollización de los géneros musicales y bailables provenientes tanto de África como de Europa. En este mismo período y como producto de la hegemonía ejercida por el vals, la polca y la contradanza, el baile de pareja se había consolidado como el estilo más difundido en los salones.

Es así como Cuba entra al siglo XX bailando danzón, hijo directo de la habanera y la contradanza. A partir de allí el asunto no ha parado, al punto de que en Cuba cada cierto tiempo parece llegar el momento en que los bailarines se aburren de una música y se buscan otra que los entretenga y ponga a bailar nuevamente.

Primero, como se dijo, fue el danzón; luego, una vez que se puso pesado y monótono, le incorporaron el danzonete al final del tema para hacerlo menos cuadrado y más alegre y suelto para los bailadores. Luego llego el son oriental a principios de los años `30. Pero una vez más surgió el mentado agotamiento de los bailadores y fue necesario que los músicos ensayaran nuevos ritmos. Así se llegó al mambo en los `40, al chachachá en los `50, la pachanga en los sesenta, y así sucesivamente hasta llegar al songo en los `80 y por supuesto a la timba en los `90.

http://www.salsa-in-cuba.com/esp/que_es_salsa.html


LA SALSA

Capítulo 1

Lo que llamamos hoy en día música Salsa es una mezcla de ritmos afrocaribeños como el Son Montuno, el Mambo, la Bomba y la Plena. El movimiento que originó esta nueva música comenzó en Nueva York - en El Barrio, y el South Bronx, la llamada "Caldera del Diablo" - cuando un grupo de jóvenes músicos comenzó a mezclar sonidos y ritmos intentando crear un nuevo ritmo que conservara el "SABOR" que tenían otros ritmos afrocaribeños.

La Salsa debuta en el hotel Saint-George de Brooklyn, donde los Lebrón Brothers, de origen puertorriqueño, entusiasman al público. El Chetah, Club de la Calle 52 y Broadway, en Manhattan, sustituye al Saint-George como punto de encuentro de los salseros neoyorquinos.

Algunos de estos músicos eran Ray Barretto, Bobby Valentin, Hector Lavoe, Willie Colon, Richie Ray, Bobby Cruz, Ismael Miranda, Adalberto Santiago y muchos otros, incluyendo grandes figuras como Cortijo e Ismael Rivera.

El 21 de agosto de 1971 se presenta en el Chetah la Fania All Stars, creada por el flautista dominicano Johny Pacheco y el abogado judío Jerry Massuci, en el nacimiento oficial de la Salsa, reunión inmortalizada en la película "Nuestra Cosa Latina".

Johny Pacheco promovió la palabra "salsa" cuando la Fania empezó a viajar por Europa: "Como la palabra ‘salsa’ -igual que ‘sabor’, o ‘azucar’, por ejemplo- siempre ha estado ligada a esta música, no me pareció mal llamarla así".

El sello discográfico "FANIA" popularizó este ritmo y lo extendió a partir del año 1975 por todo el mundo, a la vez que convirtió a la Salsa en un gran negocio latino que causó frustración en muchos artistas.

La música creada durante esta época esta considerada como Salsa clásica o Salsa de Oro.

Capítulo 2

El exceso de comercialización a finales de los años 70 convirtió a la Salsa en una fórmula que apenas se imitaba a si misma, y la gente no se interesó por una música que no le ofrecía ninguna novedad. También por los 80 ocurre la invasión del merengue y de la música disco, tocándose fondo en el 82-83.

En este momento entra una nueva generación de músicos que le dan a los veteranos de la Salsa el golpe más fuerte, y son pocos los que pueden sobrevivir: la llegada de talentos como Frankie Ruiz, Eddie Santiago, Luis Enrique, empieza a cambiar el panorama de la música latina con o que se ha llamado la Salsa erótica, que para muchos fue como una traición al carácter mismo de la Salsa, machista, callejera, fuerte. Sin embargo, esta Salsa erótica o sensual tuvo el mérito de rescatar la atención que se había perdido y ayudo a mejorar la situación.

Ya por el año 88 este sonido también está saturando el mercado, porque todas las compañías graban este tipo de música y hasta los veteranos como Oscar D’León se tuvieron que ‘vender’ a esta tendencia.

Mientras tanto el merengue cada vez gustaba y pegaba más y en países como Puerto Rico era el ritmo que llenaba las discotecas.

Capítulo 3

Por suerte se está volviendo a esa música brava que es la Salsa verdadera. El público está reclamando una Salsa con vitalidad, con agarre, esa Salsa brava que es la Salsa verdadera, ver al cantante entregándose de verdad, oír un buen solo, escuchar letras que le hablen de la vida, todo lo que la Salsa le dio desde un principio.

Así, mucha gente que hizo su fortuna con la Salsa erótica ha desaparecido, mientras que se puede encontrar un excelente cantante como Gilberto Santa Rosa, que está haciendo letras románticas, pero con música agresiva, con arreglos bien logrados, con música movida que estimula al que está oyendo y al que va a bailar.

Lo que empieza a pasar a partir del 88 se debe sobre todo a la gestión de la compañía RMM del puertorriqueño Ralph Mercado, que se funda en este año. El empieza a lanzar al éxito a jóvenes como Tito Nieves, Tony Vega y José Alberto ‘el Canario’.

En esta vanguardia las orquestas cubanas también han tenido un papel importante, como es el caso de los Van Van, NG La Banda y Adalberto Alvarez y Su Son.

El país en el que se ha producido en los últimos años la expansión de la Salsa con mayor vigor es Colombia, con Joe Arroyo, el grupo Niche o la orquesta Guayacán.

Al mismo tiempo, en un sitio apenas tocado por la Salsa, como es Miami, un músico cubano radicado en esa ciudad desde su niñez, Willie Chirino, se ha abierto un espacio en esta historia con un trabajo diversificado: desde el son hasta el merengue, la plena y el rock.
http://members.tripod.com/~hotsalsa/historia.html

Crónicas del Caribe

La salsa ha sido definida como la Crónica del Caribe urbano. , y esta definición no es gratuita ni caprichosa: Crónica porque cuenta en sus letras cuál es la situación de los latinos en los múltiples aspectos de la vida cotidiana y lo que piensan al respecto; Caribe porque el origen de una persona o un pueblo es un rasgo inalienable que, en este caso, está configurado por la historia y los ritmos que ya hemos referido en las páginas precedentes; y, por último, lo más importante, lo más suyo, su carácter urbano , porque la sensibilidad y el sonido de la salsa obedecen a dicha condición con todas sus implicaciones sociales, culturales y éticas.
La condición urbana viene cargada de contradicciones y elementos que se ven reflejados de forma lírica y sonora en la salsa: la marginación en las grandes ciudades; el hacinamiento; la nostalgia; la delincuencia callejera; la inestabilidad en el trabajo, en el amor y en el lugar de residencia; la lucha individual por la subsistencia y, a la vez, la identidad colectiva, por nacionalidades u orígenes, para defender los intereses del grupo o, simplemente, para contrarrestar el desarraigo; y la percepción del presente como único futuro posible.Estas variables urbanas condicionaron de forma palmaria el sonido de la música en general, no sólo el de la música latina, sino de todas las músicas urbanas, aunque ninguna como la salsa refleja tan ampliamente dichas características y, aunque parezca contradictorio, con su insobornable alegría.
En la salsa, todos sus ingredientes resuman asfalto urbano: sus letras, su sonido, sus hacedores y, cómo no, sus destinatarios, esos tipos sospechosos del barrio que la oyen, la cantan y la bailan, solos o en compañía, de noche o de día, sobrios o empapados en alcohol y otras sustancias o, simplemente, embriagados con las notas ásperas de un trombón.Esta tensión cultural se refleja en todos los temas salseros, y como ejemplo, veamos lo que ocurre en "Juanito Alimaña", tema compuesto por Willie Colón y Héctor Lavoe: "¡Hum, ni p'allá vo a mirál! La calle es una selva de cemento y de fieras salvajes, cómo no. Ya no hay quien salga loco de contento, dondequiera te espera lo peor, dondequiera te espera lo peor."El tema empieza con el sonido seco de los trombones, los golpes duros del piano y una cáscara de timbal que parece anunciar un allanamiento policial. Héctor Lavoe, con su inimitable acento marginal, inicia el canto con una advertencia ("Hum, ni p'allá vo a miral"), que recomienda no meterse ahí, no mirar para allá.El resto de la historia habla de delincuencia, amor, alcohol, complicidad, miedo, policías y supervivencia, es decir, un hecho cotidiano en las ciudades de cualquier país latinoamericano y que, sin embargo, ¡se baila!Lo apuntado hasta aquí sobre su carácter urbano, confiere a la salsa cierto acento de tragedia moderna: sus textos narran la épica de la calle de hoy; su andamiaje sonoro armoniza y respalda a los textos con instrumentos como el trombón, cuyo sonido metálico, áspero e hiriente, confirma la dureza de la realidad que se narra; y para completar el cuadro trágico, estos dos elementos se funden en la pista de baile ( una discoteca, la calle, la casa o la playa) con los bailadores, es decir, con los destinatarios legítimos de dicha música.La consumación completa de este ciclo (canto, coros, música y danza) produce una catarsis que, seguramente, se asemeja al carácter redentor que los griegos atribuye' ron a la tragedia.
La salsa es un arte dionisiaco, mediatizado por las variables urbanas que ya hemos anotado.De aquí le viene la fuerza que sumerge a los rumberos en ese éxtasis que llamamos goce.El panorama y el espíritu descritos hasta aquí eran, y son aún, comunes a cualquier país de América Latina, pero en nuestras formaciones sociales, y sobre todo para la salsa, es más importante el concepto de barrio que el de país.Esto lo cantó bien claro Rubén Blades en uno de sus temas: "Para ser rumbero, tienes que tener las llaves del barrio, ...tienes que amar a la esquina."
La añoranza, la exaltación o la nostalgia del barrio es una constante en las letras salseras y en la vida de cualquier latinoamericano nacido después de 1950, época en que se empiezan a forjar las grandes urbes, diseñadas de forma espontánea, anárquica y contradictoria, por las intensas migraciones campesinas de las que son hijos los destinatarios de la salsa.Los barrios del Caribe urbano se convirtieron en el escenario y el símbolo más determinante en la vida de los latinos. El barrio constituye el referente más inmediato e importante de la cosmogonía caribeña y, como tal, impone el pasado, delimita el presente y determina, en gran medida, el futuro de sus habitantes.En el barrio y, más exactamente, en las esquinas, se cuecen los ingredientes que van dando fisonomía personal y colectiva a sus inquilinos.
La esquina es el aleph del Caribe, el punto de encuentro y, sobre todo, de fuga.En ella se desarrollan los principales instintos, se mata el tiempo, se juega, se canta- se baila y se conspira inútilmente. La esquina es, a los latinos, lo que el ágora fue para los griegos.Cada esquina tiene sus propios inquilinos, seleccionados de forma espontánea por afinidades de edad, gustos, malicia o cercanía geográfica de la vivienda.
A la esquina se le empieza a coger cariño desde niños, cuando, camino de la escuela o de regreso a casa, vemos a los adolescentes vacilando todo el día en ese vértice mágico. Y cuando nuestros padres nos dan permiso para ir a la esquina, eso vale más que el día en que nos dan las llaves de casa para volver a la hora que nos dé la gana.A partir de ese momento, todo el mundo sabe dónde encontramos, desde nuestra maestra hasta nuestra madre y, obviamente, desde nuestra novia hasta la policía. Cuando la esquina se pone caliente, puede llegar a ser prohibida por las autoridades del orden y, en estado de sitio, más de dos personas no pueden juntarse en una esquina.El barrio y la esquina han configurado una forma de ser y de estar fundamentales en el decurso vital de todos los latinos; es nuestro hecho ontológico.
El tango, que tiene con la salsa profundas afinidades, también le canta con abundancia a la esquina y al barrio. En el tango se suele recordar a la muchachada (los amigos de la esquina) igual que en la salsa.Un tema de Lou Pérez dice: "Barrio, mi querido barrio. Llevo en mi memoria recuerdos de ayer, y del que anhelo recordar de nuevo, para mis nostalgias volver a vivir. Sueño con la vieja escuela, con la muchachada que en ella estudiaba y que hoy se encuentra lejos de nosotros..."Con lo escrito hasta aquí, podrá entenderse por qué el East Harlem de Nueva York, poblado y pateado por latinos, fue bautizado coma
El Barrio, pues, además de serlo en toda regla, representa la síntesis desgarrada de cualquier barrio pobre de Panamá, Colombia, Venezuela, Puerto Rico, Cuba o República Dominicana.Y éste es el escenario al que pertenece la salsa, una música marcada por la experiencia vital del barrio, llena de alegría y de tristeza, teñida de optimismo y salpicada de tragedia.Música marcada en la suela de los zapatos a causa del baile y de patear la calle en busca de lo que no hay, huyendo de la policía o persiguiendo a una hembra esquiva.Todo lo que late ahí, toda esa alma, toda esa tragedia, son los componentes de esta sonoridad, excitante y brava, que canta-reivindica la vida del barrio, de modo parecido a como el blues primitivo le canta a la plantación algodonera o el flamenco al cortijo.Los latinos, cuando vamos de rumba, lo hacemos, principalmente, porque somos un pueblo rumbero, porque nos gusta el baile, el trago y las hembras, pero también para huir del hastío cotidiano producto de nuestra azarosa existencia.Este sentimiento está siempre presente en la salsa, de aquí que una rumba, cuantas más horas dure, mejor.
A ningún rumbero le importaría que durara toda la vida porque, a falta de mejores incentivos vitales, quiere vivir el presente a pleno pulmón y con la máxima intensidad.Esto es la salsa, un ritmo excitante que penetra el cuerpo para celebrar una existencia que, pese a las vicisitudes, aconseja: "Vive la vida, mira que se va y no vuelve." (Raphy Leavit. Orquesta La Selecta).Ésta es una de las grandes diferencias entre la salsa y otros ritmos antillanos que la nutren en su estructura musical. y es así porque la salsa nació como consecuencia de una realidad urbana brutal y aplastante, donde el latino era un ser de tercera categoría, mal visto, mal pagado, perseguido, humillado e, incluso, enfrentado a comunidades de su mismo rango social, como la negra y la italiana.
La cosmogonía caribeña y latina, macerada por la realidad que hemos ido desgranando, tiene una traducción inequívoca en las letras de la salsa. Esta gramática es uno de sus ingredientes más excitantes, pues sus composiciones constituyen un universo poético que, con independencia del tema que traten, sintetizan en un mismo texto la rabia, la ternura, el orgullo y la esperanza, mediatizados por un peculiar sentido del humor y la alegría del baile.Además de la forma global de abordar los diversos temas (amor, nostalgia, juego, rumba, comida, religión, violencia, etc.), que ya de por sí es muy sui generis, dichas composiciones suelen estar salpicadas de palabras extrañas para la lógica lingüística del castellano.
Pero la lógica de la salsa no es la del castellano, sino la de la calle, por lo que se hace necesario dilucidar algunos aspectos de este lenguaje para entender mejor la fuerza de su expresión y, en suma, para gozar y vacilar plenamente dicha música.
Fuentes Referenciales:Romero, enrique. SALSA el orgullo del barrioSalsa, crónica de la música del Caribe urbano por Cesar Miguel Rondón Betancur Álvarez, Fabio. Sin clave y bongó no hay sonOrovio, Helio. Diccionario de la música cubana Ortiz, Fernando. La música afrocubanaRodríguez, Lil. Bailando en la casa del trompoDiscos Fuentes. La discoteca del siglo